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LEA EL SIGUIENTE TE XTO Y COMPLETE CAD A HUECO CON LA OPCI ÓN CORRECTA:
Cada vez hacemos las cosas más deprisa, como si fuera una condición impuesta por la vida moderna. ¿O tal vez se ha
convertido ya en una necesidad? Los medios de transporte han evolucionado tanto que 15 . Lo cual es muy
positivo, indudablemente, pero se da una paradoja: resulta curioso que, siendo el exceso de velocidad la principal causa de
muertes en la carretera, eso no sea impedimento para que cada vez se fabriquen coches más veloces ni para que se
construyan infraestructuras donde se pueda correr más.
La velocidad está presente también en las nuevas comunicaciones. La banda ancha para conec tarse a internet y la
necesidad de navegar muy rápidamente son dos buenas muestras de ello. En vez de reclamar que se reduzcan las
tarifas muchas veces abusivas de las conexiones, los ciudadanos, aleccionados por las operadoras, que se hacen de
oro, 16 . Unos archivos de música o vídeo de los que no siempre será posible disfrutar por carecer del
tiempo necesario para hacerlo.
El descanso y las vacaciones tampoco escapan a ese afán de vivir aceleradamente. Para pasar unos días o semanas
donde sea, nada mejor que apuntarse a los muy acertadamente denominados “circuitos turísticos”, que 17 , eso sí,
siempre con alguna tarde libre “para com pras”.
En otros ámbitos de la vida la rapidez también se impone: nos dan comida rápida, se organizan concursos de pintura
rápida, se imparten cursos de lectura rápida y 18 (con el léxico suficiente para poder comprar recuerdos en los
circuitos turísticos).
Los medios de comunicación también se alimentan de eso que se llama actualidad, y las noticias aparecen un día y
desaparecen al siguiente. A la repentina catástrofe humanitaria le sigue, solapándola, la desgraciada lesión del héroe
nacional del balón o la ruptura matrimonial de una famosa de la prens a r osa. Por otra parte , aspectos de la vida relacionado s
con la educación y la c ultura, que se ad quieren con lentitud, 19 .
Ante esa aceleración que se impone en tantas cosas de la vida cotidiana no estaría de más 20 . Y a todo el
que trate de meternos prisa sin que exista necesidad de esa premura, habría que responderle con ese dicho popular que
tantas veces choca e irrita a los estresa dos habitantes de las modernas urbes: “¡Qué prisa tienes !”
15 cada vez hay más turistas en las ciudades y m enos gente en el pueblo
la gente no sabe muy bien cuál de ellos elegir y pierde mucho tiempo deci diendo
perm iten dedicar más tie mpo a la familia y hacer exc ursiones con frecuencia
podem os llegar a ahorrar m ucho tiem po en nuestros desplazamientos
16 demandan que se les aum ente la velocidad de descarga de los archivos
prefieren descargarse archivos por los que haya que pagar un precio abusivo
reclaman a las compa ñías que suban m ás archivos interesantes a la Red
se quejan de que las autoridades persigan el pirateo informático y no a las operadoras
17 incluyen un guía local pa ra aprovechar bie n todo el viaje
ofrece n una visita relámpago a c ualquie r país ex ótico
perm iten disfrutar de las vacaciones durante un m es al año
resultan mucho m ás baratos si los orga niza uno mismo
18 se anuncian atractivos programas de es tudio fuera de l país
se compran guías idiomáticas pa ra “sobrevivir” en e l extranjero
se ofrecen cursos de idiomas para todos los públicos y todas las edades
se ve nden li bros para a prende r idiom as en una semana
19 apenas son tenidos e n cuenta por los m edios de com unicación
están ho y día devaluados frente a la necesida d de movilidad y rapi dez
ocupa n cada vez me nos espaci o en la a genda de los p olíticos
suelen ser bastante importantes para las fam ilias en la socie dad actual
20 aprovec har todas las oportun idades que tengam os para disfrutar de las redes sociales y de las com pras por internet
dejar a un lado las preocupaci ones diari as y dedica rnos plenam ente a nuestro trabajo, al est udio y a nuestra fam ilia
intentar convencernos de que el tiempo es oro y que la vida es demasiado corta como para desperdiciarla en
actividades superfluas
reivindicar la parsimonia de aquellas zonas rurales o aquellos países donde todavía se puede saborear la vida a un
ritmo más lento